domingo, 10 de junio de 2012

EL GRAN PODER DE LA ORACION . LETANIA A SAN MIGUEL

LETANIA A SAN MIGUEL.


San Miguel, Principe de la Milicia Celestial
Abre con tu espada los Caminos de la Prosperidad para todos.
Para que el trabajo llegue con facilidad a todas las personas que lo necesitan.

San Miguel, lleno de la sabiduría de Dios,
Ilumina mi Mente y mi Espìritu para encontrar el Camino Correcto.

San Miguel, adorador perfecto del Verbo Encarnado,
Haz que mis palabras sean apoyo, Luz y Consuelo.
Que ayuden a aliviar penas, iluminar el horizonte y aliviar el presente.

San Miguel, poderosísimo Príncipe de los ejércitos del Señor,
Limpia los Caminos de oscuridades y trampas.
Ayùdanos en nuestro trabajo.

San Miguel, abanderado de la Santísima Trinidad,
Intercede por nosotros ante el Padre , el Hijo y el Espìritu Santo.

San Miguel, guardían del Paraíso,
Ensèñanos el Camino para llegar a El.

San Miguel, guía y consuelo del pueblo de Dios
Danos fuerza y alivio en nuestras penas,

San Miguel, esplendor y fortaleza de la Iglesia Militante,
Ayùdanos a ser perfectos ejemplos de Cristo.

San Miguel, honor y gozo de la Iglesia Triunfante,
Ayùdanos para ser ejemplo de Ella para todos.

San Miguel, luz de los ángeles,
Llèna nuestra vida con su Luz.



San Miguel, baluarte de los creyentes ortodoxos,
Ayùdanos a unirnos con todos nuestros hermanos en Cristo.

San Miguel, fuerza de aquellos que luchan bajo el estandarte de la Cruz,
Ayùdanos a no desfallecer y tener valor y coraje.

San Miguel, luz y confianza de las almas a la hora de la muerte,
Acompàñanos en nuestra ùltima hora.

San Miguel, nuestra más segura ayuda, 
Gracias por hacernos notar tu presencia.

San Miguel, nuestro auxilio en todas las adversidades, 
Gracias por tu consuelo.

San Miguel, heraldo del juicio eterno,
Gracias por tu justicia.

San Miguel, consuelo de las almas en las llamas del purgatorio,
Acompàñalas en su trayecto.

San Miguel, a quien el Señor ha encomendado recibir a las almas tras la muerte,
San Miguel, nuestro príncipe, 
San Miguel, abogado nuestro, 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Oh Señor,
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, por tu gracia escúchanos, Oh Señor, 
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, por tu gracia, escúchanos.
V. Ruega por nosotros, Oh Glorioso San Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo. 
R. Para que seamos dignos de recibir sus promesas.


Oremos: 


Santifícanos —te lo suplicamos, Oh Señor Jesús— con tu santa bendición, y concédenos, por la intercesión de San Miguel, aquella sabiduría que nos enseña a acumular tesoros en el cielo cambiando los bienes de este mundo por los de la eternidad. Tú que vives y reinas para siempre. Amén. 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.




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